16M: No nos amordazarán, la lucha sigue en la calle

 

Defenderemos la libertad de reunirse y pensar que nos quieren robar: Seguiremos generando comunidad

El poder popular que despertó el 15-M de 2011 brilla hoy en la ciudadanía emancipada. Con leyes ilegítimas y antidemocráticas pretenden acallarnos y agarrarse a un "poder" que no convence. Pero las vecinas conservamos nuestra alegría y demostramos que no nos amordazarán. Nosotras: las desahuciadas, las enfermas, las ancianas, las pobres, las migrantes, las exiliadas, las paradas, las que trabajan jornadas interminables y viven en la precariedad seguimos en la lucha por el derecho de todas a una vida digna. Alcemos la voz para decir NO, colectivamente, a las mordazas. Solidarízate con las que luchan por lo que nos afecta a todas. Protege el espíritu de comunidad.  

 

En los momentos previos a la eclosión de la experiencia comunitaria del 15-M, una de las percepciones que se germina es la conciencia de que, más allá de lo que hagan o no hagan los gobiernos corruptos, en nuestra sociedad hay algo insano. Son momentos en los que, por fin, se percibe cada vez más el silencio, la atomización y la alienación a la que nos vemos sometidos los indivíduos. Los reunidos en las plazas son porcentualmente pocos, si bien su reunión es significativa, pues acontece de manera pública en toda España. En esta convivencia significativa, dilucidadora, la gente se da cuenta de que nuestra individualidad se encuentra segregada de la individualidad de nuestros semejantes. Nos damos cuenta de lo que no se dice en ningún medio de masas: que somos nietos de una dictadura que condiciona la emancipación del discurso y la emancipación de la acción: una dictadura soterrada que condiciona la expresión del individuo en la comunidad. Los nietos de la posguerra, ramas de un árbol talado por sus nudos más libertarios, venimos del miedo, nos originamos en el miedo por mucho que nos vendan el cuento de que somos ciudadanía madura y autónoma. En el momento crítico en el que vemos esto, nos negamos a seguir viviendo en la dictadura.

 

Darse cuenta produce milagros y eso es lo que quieren matar.  Al asumir que le tenemos miedo a hablar y que por miedo hemos dejado de decir, nuestra sociedad al completo implosiona. El movimiento se dirige hacia el compartir, la autoorganización solidaria y la autogestión de la información. El cauce que va creando el movimiento supera las limitaciones, impuestas y autoimpuestas, que dividen a la comunidad, limitaciones que dejan sin alimento al tejido social. El movimiento se dirige con determinación a intercambiar la información velada por los intereses capitalistas, a participar en la res pública, a ser comunidad y solidarizarse por el bien de todas, se dirige a recobrar las libertades. El agua  implosiona y se expande. Es entonces cuando absorbemos ciertos valores, creamos una nueva hegemonía y, como sociedad, comenzamos a revolucionarnos. Quizás el momento actual conduzca hacia un futuro de integración de los diversos cambios. Pero para ello tenemos que proteger nuestras libertades.

 

La libertad de pensamiento está condicionada por la libertad de informarse, la libertad de reunirse y la libertad de hablar. Poner en común las ideas condiciona la posibilidad misma de pensar con buen criterio político, comunitario. Por el contrario, la imposiblidad de poner en común lo que barruntamos convierte en inoperativa cualquier intención de transformar lo que nos afecta a todas. Nos encontramos para hablar, -en las plazas o en los centros sociales autogestionados- nos reunimos y nos reconocemos como comunidad, y reunirnos nos da la clave para darnos cuenta. Nos damos cuenta de que las cosas que nos afectan más son precísamente las que importan más a otras, a muchas más, y que sólo juntas podemos cambiar las cosas. De eso es de lo que tiene miedo el gobierno. Y su miedo refuerza nuestra certeza, porque esta es la única forma en la que queremos vivir.

 

La libertad de información – de informar y estar informados- es, por tanto, un derecho inalienable de todas nosotras, nos hace ser ciudadanas. Nuestra prensa ciudadana nace y crece a raíz de la conciencia de la dramática falta de información fidedigna en los medios controlados por el Estado, títere de los mercados. Ninguna mordaza logrará impedir que sigamos informándonos e informando.

 

 Sólo sabiendo, accediendo y generando información con libertad, podemos comprender lo que sucede y nos afecta, podemos autodeterminarnos, gestionar lo que somos, individual y comunitariamente. Más allá de lo que se haga en los ámbitos de la política formal está el poder del pueblo. Sólo cuando cambiamos lo que somos cambiamos lo que podemos. Si protegemos nuestro espíritu de comunidad, no nos robarán la libertad que empezamos a recuperar en las plazas. Somos común, somos libres: no nos amordazarán. La lucha sigue en las calles.  

 

Etiquetas: 

Añadir nuevo comentario