De la rabia y la no-violencia. Llamamiento al 20D
Atículo de opinión
¿Qué es la justicia, sin derecho a la información, manifestación, reunión, huelga, expresión? Preguntan los compañeros que han convocado la concentración del 20D en Bilbao. Si permitimos que se llegue a aplicar esta nueva norma antidemocrática este no va a ser un estado de derecho sino un estado policial. La idea escondida en esta ley es que sea la administración policial la que aplica la justicia. El ejemplo más infame de la mala práctica democrática del gobierno del PP es el de su autoenmienda a la Ley Mordaza para incluir en los procedimientos administrativos la expulsión directa de población migrante por la policía. Pretenden negarles a estas personas la valoración judicial del asilo, derecho internacionalmente protegido, dinamitando de paso uno de los pilares del estado de derecho en España, que es el sometimiento de la administración a la ley. Y luego están las penalizaciones económicas para darle una patada en la boca a los ciudadanos que disienten de las medidas gubernamentales, bien por reunirse y expresarse o bien por informar de los malos tratos hacia los que protestan. La libertad de disentir públicamente y de reunirse pacíficamente sin necesidad de someterse a una autorización de hecho es un derecho democrático, que aparece en nuestra constitución, y que el gobierno viola con su Ley Mordaza. Por todo esto, si permitimos que se aplique esta ley estaremos abriendo la vía a un golpe de estado de facto, encubierto. No podemos quedarnos paradas esperando el regreso a las prácticas de la dictadura en España bajo el nombre, vaciado de contenido, de la democracia. Está en juego vivir en la verdad y no en la mentira. La falta de acceso a la información libre es letal. Si permitimos que se instale la mentira entre nosotros acabaremos viviendo en ella y pensando como vivimos, esto es, obedeciendo a ciegas.
Nosotras somos la garantía de la democracia.
El PP lo apuesta todo al miedo, dice el periódico Diagonal. El partido del gobierno, en fase terminal aprueba esta ley sin más apoyo que su mayoría parlamentaria, sin el apoyo de la población, más bien en contra de ella. Según la encuesta realizada por Metroscopia para la ONG Avaaz.org, solo el 7% de la población apoya al gobierno en este empeño. Algunos ciudadanos queremos hacer lo posible para que, saliendo todos a las calles, esta ley miserable se retire. Y si no, para que esta desesperada imposición de unos pocos a la voluntad del pueblo le cueste al actual gobierno la insignificancia política.
Esperamos que la concentración que hay convocada junto con las demás plataformas del Estado para el 20D se sostenga de forma no-violenta. Ante el reciente montaje de la llamada operación Pandora contra el movimiento libertario y okupa en Barcelona principalmente y en Madrid, nos damos aún más cuenta de las intenciones de este estado antidemocrático. Cierta intención subrepticia de la Asamblea Nacional Española, y por ende del Estado y quien está detrás de éste, llama poderosamente la atención a los activistas. Se trata de señalar a “culpables” de no se sabe qué. En este caso se ha recurrido una vez más a la historia manida de los “terroristas anarquistas”, creíble para la opinión pública desinformada, para la cual dicha gente está estigmatizada. Se recurre a los anarquistas para encontrar a los “criminales” e ir a por ellos de manera ignominiosa (sacándoles de sus domicilios y locales de madrugada). Se trata a continuación de desatar groseramente altercados varios y provocar la “desobediencia grave a la autoridad” en la comunidad solidaria, es decir de sembrar el terror para provocar la auto-defensa violenta. Finalmente se trata de lograr que se caliente el ambiente para justificar ulteriores represiones físicas en manifestaciones convocadas con un estilo demasiado pacífico para su gusto, como es el caso de la próxima cita del 20D, que en Barcelona ha tenido mucha acogida.
Mantenemos desde los colectivos que luchamos por que se retire la Ley Mordaza, la decisión consensuada de la resistencia activa no-violenta. Mantenemos nuestra visión sobre la postura tomada de no darle a las autoridades justificación alguna para la aprobación de esta ley. Sabemos que esta ley ha nacido muerta, pues, si ni siquiera el colectivo policial sindicado mayotitario la apoya, menos aún lo hace la población ni la oposición política parlamentaria. Tenemos un poder real para parar esta ley, con lo cual necesitamos una respuesta contundente en las calles y que llegue el mensaje de unidad de nuestra voz por esta lucha que nos afecta a todas. Unidad de nuestras voces en las calles de todo el estado para parar la nueva Ley que amenaza con restaurar la dictadura en España. Eso necesitamos todos y todas. En este momento es esencial que quede claro que una expresión de la rabia no canalizada va en nuestra contra. La rabia no canalizada, por mucho que sea una reacción natural que comprendemos muy bien y que no enjuiciamos, no habla con tanta claridad como nuestra palabra y nuestro gesto de reunirnos masivamente en las calles, y lo que necesitamos ahora es claridad contundente para que nuestro mensaje llegue a donde tiene que llegar. A los políticos españoles para que tomen nota -de cara a las cercanas elecciones- de la voluntad de la población a la que “representan”; a las instituciones no corruptas que velan por nuestros derechos internacionales e inalienables; a la comunidad internacional; y al pueblo dormido, principalmente. Necesitamos claridad en este mensaje hacia nosotros mismos, pueblo reprimido y vuelto pasivo por la desinformación intencionada de los medios de masas. La desinformación nos vuelve pasivos. Es esencial la claridad en la visibilización de esta terrible ley contra la democracia, para que nuestra voz comience a alzarse más y más, cada vez más, en una ola de verdad y sentido común, en una ola de rechazo rotundo a que nos priven de nuestras libertades y derechos humanos fundamentales.
La rabia existe y no se debe estigmatizar. La rabia o el principio de la agresión -diferente de la violencia- es una expresión vital natural, al igual que el principio de la conciliación, que también es una expresión vital por mucho que este hecho se haya olvidado en nuestra civilización. La rabia nos impulsa a salir a las calles y gritar, esta rabia es necesaria, como lo es la otra pulsión vital, la del principio amoroso de la conciliación. No es deseable reprimir nuestra rabia, sí contenerla hasta el punto de que sea canalizada para que nuestra voz pueda oírse, nuestro mensaje quede claro.
Para hablar de la rabia y la no-violencia no es nada estúpido, sino esclarecedor, recurrir a imágenes poéticas, pues este es un tema complejo que se escapa a nuestra capacidad exclusivamente racional. Una imagen que nos puede hacer sentir lo que pasa en nuestra conciencia y en el mundo, -y llegar a una nueva comprensión de este tema del que se habla tan poco- es la imagen de la danza entre los dos elementos complementarios de nuestra psique descritos como el principio de la agresión y el principio de la conciliación. Así, en la deseable danza de opuestos, la rabia que nos mueve interactua y escucha a nuestro otro impulso natural, el amoroso, y la escucha en esta danza ocurre en los dos sentidos, desde cada polo, como en toda danza entre dos personas. De manera que la pulsión natural al amor interactua igualmente en la danza vital con la pulsión defensiva-ofensiva. Y esta armonía gesta las soluciones. Necesitamos soluciones de vida, soluciones que no se impongan por la violencia, violencia que sólo trae más dolor futuro, violencia que, por desconocer esta filosofía vital que describimos con la imagen de la danza, reproduce un nuevo ciclo de violencia.
Unir rabia y voluntad positiva en la Voz del pueblo que se alza, unirlas en nuestra Resistencia, es un paso inteligente a dar, más que el de quedarse en viejas visiones polarizadas. La tendencia a la polarización se da en las dos posibilidades de inflación de cada polo vital. De manera que, o bien se ve el mundo a través de un positivismo infantil, o bien, lo que es mucho más común, nos vemos contagiados por la enfermedad patriarcal de nuestra sociedad. Se sobredimensiona entonces el principio agresivo o de superación, convirtiéndose este en violencia y opresión.
Todas tenemos rabia, y por doble razón. Primero porque se están expropiando nuestros bienes comunes y nos están dejando desnudos, despojándonos de nuestro derecho a una vida digna. Después porque nos retiran el derecho a protestar por ello con medidas opresoras de nuestra libertad misma. El gobierno y quien lo dirige a él nos conducen a todos con sus medidas implacablemente represoras hacia escenarios vitales de miseria y dictadura, y tenemos mucho por lo que protestar y salir a la calle. La rabia nuestra es absolutamente natural. Pero cuantas más razones haya para sentir la rabia, menos deseable es dejarse provocar por este juego del miedo, más deseable es permanecer íntegros en la postura resistente. Nuestra resistencia, o resilencia, o como quiera llamarse la danza de la vida, consiste en estos momentos críticos en la acción no-violenta de expresar nuestra verdad.
Pero aún hay más: y es precisamente lo que está por debajo de esta rabia.
Porque algunos pensamos que lo que subyace a nuestra rabia es el miedo. Miedo a tantas cosas como la represión misma, la pobreza y la confusión; miedo a retrotraernos a momentos bien desgraciados de nuestra historia, a la carestía y el alma acallada. Pero el mayor miedo de todos es el miedo generado por el hecho de vivir desconectados del Tejido Social natural, condicionados a esta situación de aislamiento en nuestra individualidad por los intereses que nos dirigen desde los medios de comunicación de masas. Vivimos más que nunca en el miedo porque en la sociedad patriarcal cuya dominación de todos y todas es hoy más fuerte que nunca se nos ha separado de manera radical, se ha cortado de manera total y artificiosa nuestra memoria misma de la madre arquetípica nutriente. Se nos ha cortado el acceso a lo que nutre una vida digna, abundante, a aquella parte de nosotros que cuida de los otros: se nos ha cortado a la solidaridad que vela por el Apoyo Mutuo dentro del tejido social. Y por la inflación malsana del principio polar agresivo o de superación, que cobra la forma odiosa de la opresión, la violencia y la obediencia, vivimos incluso con miedo a la misma Libertad. Vivimos desconectados, también, de nuestra libertad, que es la condición necesaria de la claridad de nuestra visión. Y ¡qué pena!, porque esto nos lo hemos dejado hacer nosotros mismos. El caso es que, sea de quien sea la responsabilidad por nuestra situación, este gobierno quiere que tengamos miedo a hablar siquiera...Quieren que tengamos miedo a ejercer nuestro derecho a la protesta.
Pues bien, nos dejan claro ahora contra qué luchar y nos dan una razón para unirnos, como cuando este año combatimos y ganamos la paralización de la ley del aborto, al tener las feministas una lucha clara por la que unirnos.
No debemos tener miedo a hablar y queremos comunicarle esto mismo a la gente en las calles. Que salgamos sin miedo a hablar. Que es el momento. Estamos a tiempo de parar esta ley antes de que entre en vigor y nos roben nuestro precioso derecho. Cuando la Solfónica lo dijo en el parlamento el día de la votación, impregnó bien una cosa en nuestra conciencia: "Cuando el pueblo alza su voz nadie lo puede detener". Y este es el mensaje que quiere transmitir NSD al convocar. Necesitamos alzar nuestra voz. Tenemos que ser más de las que hemos sido hasta ahora, en Madrid con nuestroCortejo Fúnebre del 10, en Valencia con la manifestación del 13... Hemos sido muchas, pero hay que ser aún más, mucha más gente buena. Tenemos que llenar las plazas y calles de nuestras ciudades. Nuestro cuerpo quiere hablar en la calle. Nuestro cuerpo resilente, en comunidad, en sinergia, necesita hablar de nuestro miedo y nuestra rabia. Así vamos a comenzar a vencer al miedo, y una vez que se vence a éste nadie nos podrá parar. Porque la libertad vence al miedo. Y la libertad y el tesón pueden con todo.
Utiliza tu rabia para salir a la calle y usa la palabra para expresar tu protesta en las calles que son nuestras. Juntas lo vamos a conseguir. Lo veremos y lo recordaremos.
Texto colaborativo
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