Manteros, de nuevo en pie de guerra

La manta no es nuestro sueño, pero es nuestro pan.
Hubo un día en que fue delito, y nos enfrentamos al acoso policial, juicios, elevadas multas. Y a las cárceles.
Tras ese día, la manta se despenalizó, porque se consideró que el daño que hace un mantero es mínimo comparado con la pena que se le puede imponer por vender.
Ahora puede volver todo a ser como antes. De la noche a la mañana nos convierten en criminales. Sí, nos convierten. Porque nosotros no lo somos.
Mientras esta reforma del Código Penal no amplía el castigo para los grandes estafadores, sí endurece nuestro castigo.
Y preguntamos:
¿somos acaso nosotros el origen de esta crisis?
¿el meternos en al cárcel va a traer alguna medida positiva para alguien? ¿para quién?
¿nos merecemos semejante violencia?
Nosotros apelamos al sentido común.
Sobrevivir no es un delito.

Lee el reportaje de Elena Cabrera en eldiario.es

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